jueves, 17 de febrero de 2011

Ese Día

El único día que la vi vulnerable
fue el día en que la vi más hermosa
ella con interminables lagrimas corriendo por su rostro
y yo sintiendo tres veces su dolor al verla así.
Yo solo quería abrazarla
y nunca dejarla ir
hacerle saber que yo estaba ahí para ella
que yo era eso que tanto esperaba
que siempre estuve ahí
y que siempre seria así.
pero no podía hacer nada,
nada más que mirarla
y morir por dentro
solo esperar que lentamente mi corazón se detuviera
porque cada una de sus sonrisas
eran cada uno de los latidos de este indigente corazón
y cada una de sus lágrimas
eran una puñalada justo en el centro de mi pecho.
Se veía tan desprotegida
que daban ganas de protegerla
de tomarla y ponerla en una cajita de cristal
donde nada le pudiera pasar
donde no corriera peligro
una cajita donde ningún pobre imbécil la pudieran tocar
porque pobre es el inútil
que no es capaz de corresponder a un amor limpio
porque pobre es el carroñero
que se conforma con los desechos fáciles
que se viste con todo orgullo sus falsedades.
Yo solo quería rodearla con mis brazos
y que el tiempo se detuviera allí
hacerle saber que alguien la ama
que, para mí, ella es perfecta
que yo no necesito un anillo para demostrarle
que estaré a su lado el resto de la vida.

Lyda Sanabria
17-Feb-2011

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